Si "practicar la atención plena" te hace pensar en colchonetas de yoga y pantalones elásticos, probablemente no seas el único. Pero la atención plena es una herramienta para todo el mundo. No es necesario estar en ningún lugar especial ni tener las "cosas correctas" para hacerlo. Tener conciencia plena en realidad solo significa estar presente en el momento y prestar atención. Puede ayudarte a calmar la mente, relajar el cuerpo y controlar el estrés. Estas son algunas maneras sencillas de practicar la atención plena en la vida diaria.
- Come tu almuerzo y no hagas nada más.
Deja tu teléfono a un lado. No leas tu tarea de inglés. Apaga el televisor. Básicamente, no hagas múltiples tareas como todos estamos acostumbrados a hacer.
Siéntate en un lugar donde estés cómodo y trata de comer despacio. Observa la textura de tu sándwich. ¿El pan es blando o duro? ¿El contenido es crujiente o cremoso? Escucha el crujido de un pretzel. Toma sorbos lentos de tu bebida y trata de sentirla bajar por la garganta hasta que llega al estómago. ¿Es un poco asqueroso? Tal vez lo sea. ¿Pero es un acto de atención plena? Sin ninguna duda.
- Escucha música, pero escúchala de verdad.
Piensa en tu canción favorita. Te la sabes de memoria, ¿verdad? Conoces la letra, cada pausa, cada segundo. Pero intenta escucharla desde un ángulo diferente. Por ejemplo, si te encanta la letra, concéntrate en escuchar la música que está detrás de la letra. ¿Puedes identificar qué instrumentos se utilizan? ¿Qué sucede si el ritmo de la canción se acelera o desacelera? Trata de ver si el ritmo de la música afecta tu cuerpo. Tal vez puedas sentirlo en el pecho. O es posible que el ritmo haga que tus dedos tamborileen.
Si empiezas escuchando con atención una canción que conoces bien, prueba a hacer lo mismo con una canción que no conoces bien. O si lo has probado con una canción que tiene letra, inténtalo con una canción que no la tenga. ¿De qué modo es diferente? Trata de ver si una manera te funciona mejor que la otra.
- Sal afuera.
El simple hecho de salir a caminar puede ser una manera de practicar la atención plena. No tienes que caminar grandes distancias ni atravesar un campo de trigo dorado al atardecer. Solo tienes que tratar de concentrarte en el momento y prestar atención a lo que ves, oyes, hueles y sientes. Si tu mente divaga, eso está bien. Simplemente tráela de vuelta y concéntrate de nuevo. Cuanto más practiques la atención plena, más fácil será estar "presente" durante más tiempo.
- Acaricia a un perro o ráscale el lomo a un gato.
O acurrúcate con tu hámster o sostén a un lagarto. Si tienes algún tipo de mascota, puedes practicar la atención plena mostrándole afecto. ¡Ten en cuenta que esto funciona mejor con mascotas que no son peces!
Observa la temperatura del cuerpo del animal y su peso contra tu propio cuerpo. Trata de escuchar el ritmo de su respiración. O intenta ver si puedes sentir el golpeteo de su corazón latiendo contra tu mano. Mientras haces esto, respira profunda y constantemente. Esto puede ayudarte a calmarte y relajarte. Y además tiene una ventaja añadida. También puede ayudar a que tu amigo animal se relaje.
A veces, lo más difícil de la atención plena es simplemente hacer un esfuerzo por practicarla. Pero incluso dedicar un poco de tiempo a ser plenamente consciente puede tener beneficios. Piensa en estos consejos como un punto de partida. A medida que te sientas más cómodo practicando la atención plena, probablemente podrás encontrar nuevas maneras de hacer que forme parte de tu vida diaria.